¿Porqué practicar Mindfulness y cultivar la amabilidad y la compasión?

¿Por qué practicar Mindfulness y cultivar la amabilidad y la compasión?

En este momento de regreso de vacaciones, muchas personas deseamos poder mantener todo lo que sea posible la sensación de espaciosidad, de relajación, tranquilidad y calma que estos días de descanso y desconexión nos hayan podido aportar. Esas Burbujas de Paz de las que hablo en mi libro…

Está claro que hacer una pausa y tener, por fin, tiempo- para un@ mism@, para poder realizar actividades agradables o simplemente, para holgazanear- sienta muy bien y permite recargar las pilas.

Una manera de seguir cuidándose y cultivando bienestar de forma deliberada al retomar el ritmo normal y regresar a la rutina o quizás, a los problemas que quedaron en suspense durante las vacaciones, es practicar Mindfulness de forma regular y cultivar la amabilidad y la compasión, especialmente, hacia uno mismo.

Aunque la popularidad de los cursos y talleres de mindfulness ha crecido mucho en los últimos años, convirtiéndose incluso en un auténtico fenómeno de moda, existe todavía un cierto desconocimiento sobre que es exactamente el mindfulness y porqué puede ser interesante integrarlo realizando un programa de entrenamiento, como por ejemplo el programa MBSR (siglas en inglés de Mindfulness based Stress Reduction o Reducción de Estrés basada en Mindfulness).

Mindfulness es una habilidad humana básica que nos permite estar plenamente presentes, conscientes de donde estamos y de lo que estamos haciendo, pensando y sintiendo, sin reaccionar de forma automática o sentirnos abrumad@s por lo que está ocurriendo.

Todos los seres tenemos esa capacidad y podemos aprender a acceder a ella, mediante ejercicios mentales y prácticas probadas y validadas. De hecho, un programa formal de entrenamiento de mindfulness sirve para eso: para integrar dichas técnicas, con ayuda de un instructor que ha recibido una formación adecuada y el apoyo de un grupo.

Mindfulness favorece una manera de vivir plenamente consciente o como mínimo, más consciente y deliberada. Es decir, lo contrario a una vida automática y basada en hábitos inconscientes- y que a menudo no se cuestionan, aunque sean fuente de malestar o insatisfacción.

Practicar mindfulness implica prestar atención de manera intencionada, a la experiencia del momento presente-de cada momento- con actitudes de aceptación, de apertura, de curiosidad, de amabilidad.

Numerosos estudios científicos demuestran que la práctica de mindfulness tiene efectos positivos en la salud, promoviendo bienestar tanto físico como mental, y reduciendo el estrés, uno de los problemas actuales más prevalentes.

Una manera sencilla de definir el estrés sería “el sentimiento de encontrarse bajo mucha presión” y eso es precisamente lo que hace que, al regresar de vacaciones y tener que afrontar de nuevo todo el conjunto de actividades, tareas y preocupaciones habituales, muchas personas pierdan rápidamente la sensación de relajación y calma de la que hablaba al principio de este post.

Mindfulness permite una mayor conciencia de las necesidades del cuerpo y favorece el auto-cuidado. Además, al adquirir una mayor conciencia de los pensamientos y poder distanciarse de ellos tomando perspectiva, las personas que practican mindfulness pueden reducir los procesos de rumiación y no dejarse llevar por pensamientos negativos o catastrofistas- sobre ellas mismas, sobre los demás o sobre las situaciones a las que se enfrentan- que constituyen la base de una gran parte del estrés.

Todos los seres vamos a experimentar dificultades y situaciones de gran presión en la vida- como por ejemplo: enfermedades, envejecimiento, separación o pérdida de seres queridos – y no tenemos el poder de hacer nada para evitarlas. Sin embargo, sí podemos elegir como vamos a relacionarnos con ellas, con qué actitud. Como decía el psicólogo austríaco Viktor Frankl, esa es “nuestra última libertad humana”.

La amabilidad y la compasión nos ayudan a “navegar” las situaciones dolorosas de la vida con más suavidad y menos resistencia. En la última década, una explosión de estudios científicos ha demostrado los efectos que el cultivo de esas actitudes tiene en el bienestar, la satisfacción de vivir y la felicidad.

A nivel personal, yo he podido experimentar en primera persona los beneficios de una práctica de mindfulness amable y compasiva tras tener que afrontar hace un año, de forma simultánea, un divorcio y un cambio profesional. Aunque para algunas personas esos cambios pueden resultar liberadores y fuente de alivio y energía, en mi caso fueron momentos muy difíciles, quizás los más duros que he vivido hasta ahora.

Mi práctica personal me ha ayudado en estos meses a permanecer presente en lo que estaba ocurriendo en mi vida: abrazando las emociones aflictivas que he sentido (rabia, decepción, miedo, tristeza), cuidándome y tratándome con amabilidad en vez de juzgarme con dureza o entrar en bucles de culpabilidad, al menos, la mayor parte de las veces.

También me ha permitido prestar atención y abrirme a los aspectos positivos que todos esos cambios han supuesto y aprender y crecer como persona con todo el proceso. En particular, me siento muy agradecida porque gracias a ella, no he enfermado ni física ni mentalmente como lamentablemente les ocurre a algunas personas que atraviesan situaciones parecidas y sufren estrés o ansiedad porque se sienten desbordadas.

Por eso, recomiendo cultivar, de forma específica, las cualidades de amabilidad, auto-compasión y compasión a las personas que, habiendo ya realizado un programa de iniciación a mindfulness como MBSR o MBCT, desean seguir profundizando o incluso, a las que se han desconectado de la práctica contemplativa y quieren retomarla.

Dos buenas maneras de hacerlo son realizando un Retiro de Mindfulness y compasión o un Programa de entrenamiento de la compasión.

Mindfulness con Corazón propone por primera vez este otoño en su formato de 8 sesiones el protocolo MBCL (Mindfulness based Compassionate  Living o Vida Compasiva basada en Mindfulness), un programa de mindfulness avanzado con prácticas enfocadas en promover, con mindfulness, la amabilidad, el amor bondadoso y la compasión.

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3 Comments
  • Miquel Ragull puig
    Posted at 20:24h, 09 septiembre Responder

    Fuente de inspiracion estas palabras tsn profundas sylvia, muchisimas grqcias oor compartir.
    Un abrazo

  • Àngels Ponce
    Posted at 10:20h, 10 septiembre Responder

    Gracias por compartir Sylvia, y destacar la importancia que tiene el cuidar de uno mismo y la amabilidad en nuestra vida. Las dificultades (mayores o menores) forman parte de ella y por suerte, nos brindan la oportunidad de practicar, practicar y practicar….no es fácil, pero así también entrenamos el corazón. Nos vemos en el Retiro y Gracias de nuevo por hacerlo posible!!!

  • Virginia Vidal Pijoan
    Posted at 08:43h, 11 septiembre Responder

    Bon dia Silvia!
    Soc amiga de la Eva Ferràn, i m ha parlat dels teus tallers de mindfulness. Crec que em pot interessar participar-hi i m’ ha dit la Eva que si ens interessa, podriem venir a la sessio per poder fer te preguntes o aclaror dubtes, i que la quota es de 350€ si ens hi apuntem abans del inici. Jo en principi vindria a les 11,30 els dimarts.

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