06 Feb La enfermedad de estar ocupado
Hace algunos años leí un artículo de Omid Safi, un profesor de la Universidad de Duke, experto en misticismo islámico y en pensamiento islámico contemporáneo, que se titulaba así y que me resonó y tocó de forma especial.
Suelo guardar textos y poemas que me impactan.
Recientemente, he revisitado dicho artículo y las reflexiones del Dr. Safi me han resultado de nuevo muy inspiradoras, considerando la intensa actividad que tuve el otoño pasado.
En el último trimestre de 2019 estuve realmente muy ocupada… como muchas de las personas que estéis leyendo esto, imagino.
En mi caso, siendo una emprendedora que inicia un nuevo proyecto, tengo que hacer muchas cosas… todo en realidad, ya que la mía es una actividad esencialmente unipersonal.
Y eso implica desde facilitar mis cursos y retiros hasta hacer las fotocopias 🙂
Una multitud de detalles, pequeños y no tan pequeños, que consumen mucho tiempo pero que son esenciales para que las cosas ocurran… o quizás no en realidad… quién sabe.
En esos meses me encontré trabajando muchos fines de semana y también, muchos días hasta horas tardías porque era el único momento que tenía disponible. Siempre había algo que hacer…
Seguro que a las personas que trabajan por su cuenta todo esto les resuena mucho.
Que quede claro: estoy muy agradecida por haber podido tener toda esta actividad y por todas las personas que han confiado en mi y participado en alguna de mis actividades o me han recomendado porque para mi esto era importante, tras todos los cambios que viví en el último año.
Pero en estos meses he reflexionado mucho- y sigo haciéndolo- sobre el tipo de vida que quiero llevar y como puedo hacer todo lo que tengo y quiero hacer, sin dejarme la piel en el proceso…
Por eso, intento mantenerme lo más presente posible en el HACER, con plena conciencia, sin dejarme llevar por el piloto automático, favoreciendo el modo SER y ESTAR, en el que se sustenta la práctica de Mindfulness, todo lo que puedo. Desde la intención de mantener la conexión con mi corazón y también, con el corazón de las personas que me rodean, cosa que espero estar consiguiendo.
En mi caso eso supone, entre otras cosas:
- REDUCIR MI EXIGENCIA Y MI PERFECCIONISMO, aceptando mis limitaciones actuales que hacen que las cosas, a veces, toman más tiempo o no salen con el nivel de precisión que tenían cuando estaba en una estructura más grande o, simplemente, no salen. Aceptando que soy humana y no super woman…
Eso está relacionado también con fluir más y querer controlar menos, confiando en que las cosas, tal y como van desplegándose, están bien.
- CUIDARME, RESERVAR TIEMPO PARA MI: para hacer cosas que me gustan, me nutren y me divierten (como hacer deporte, bailar, leer, ir a caminar a la naturaleza y si, lo confieso, también ver alguna serie en Netflix ;)) y, muy importante, para no hacer nada. Yo lo llamo “perrear”.
Cuando a un@ le gusta y apasiona lo que hace, es fundamental poder, en un momento dado, poner límites al ámbito de la actividad profesional para preservar espacio para el ámbito personal o íntimo.
Una de las cosas que mejor me ha funcionado como espacio personal ha sido decidir ir andando a mis clases, aunque eso tome más tiempo que en transporte público.
Eso me permite caminar varios días por semana una hora y tener un tiempo de pausa y desconexión de todo lo que “tengo que hacer” antes de cada sesión. Además, ¡me encanta pasear por la ciudad!
- DEJAR ESPACIO PARA LAS RELACIONES: para poder comer con algún amig@ o conocer a una persona nueva interesante cada semana, pasar tiempo con mi madre o estar disponible para hablar con personas que quieren verme.
En las fechas de final o principio de año, muchas personas realizan balance sobre el año que ha acabado y se plantean propósitos para el que empieza.
Yo cumplí 55 años hace relativamente poco. Es un número muy redondo…
Dentro de la reflexión sobre el tipo de vida que quiero llevar este año, y, sobre todo, en los próximos años, me sigo planteando que es lo que quiero y como selecciono los proyectos profesionales que quiero sacar adelante de forma a poder respetar un equilibrio sostenible, SIENDO y no solamente HACIENDO. Sin prisas, sin tener que correr. Para poder tener tiempo. Tiempo para PARAR. TIEMPO PARA DISFRUTAR.
Tiempo de poder vivir, como dice el Dr Amid en su artículo, “una vida verdaderamente humana”.
Cada uno debemos encontrar nuestra propia respuesta a eso. Y en mi opinión, casi todos tenemos más margen y libertad de elección de la que a veces pensamos.
Como decía Yeats “se necesita más coraje para escudriñar los rincones oscuros de tu propia alma que para luchar en el campo de batalla”.
Para mi la práctica de Mindfulness, sustentada en el cultivo intencional de las cualidades del corazón (amabilidad, compasión, alegría y ecuanimidad), supone esencialmente una manera de afrontar cada momento tal y como es, con conciencia y aceptación, eligiendo escudriñar los rincones oscuros de mi alma.
Con la intención de rendirme a la vida en vez de luchar contra ella como si fuera un campo de batalla.
Con la intención de poder vivir plena y deliberadamente.
Si no estás consiguiendo tener tiempo para poder vivir, plantéate quizás PARAR.
¿Si no lo has hecho todavía, anímate a hacer un retiro este año!
Catalina Correa Boza
Posted at 16:23h, 10 febreroEspectacular esta reflexión y muy valiente tomarla como un compromisonpermanente. En las mismas nado yo, consiguiéndolo por momentos pero con grandes satisfacciónes. Vivo en Colombia, me encantaría hacer el curso virtual de compasión y por qué no ver la posibilidad de que vengas a dar el retiro de entregarse a la vida aquí.
Àngels Ponce
Posted at 15:51h, 11 febreroTu reflexión me ha resultado Muy INSPIRADORA Sylvia…yo ando pensando lo mismo hace unos días, pero sin llegar todavía a la claridad que transmites tu…parece tan fácil… así que GRACIAS!!! te voy a tomar como ejemplo, porque apuntas unas ideas que para mí son clave: el perfeccionismo, la necesidad de hacer, ir en piloto automático sin darme cuenta…Sí, se trata en cierta manera de ir soltando…y en mi caso, poner más atención en lo que hago (no solo en el cojín). Gracias, gracias, gracias. Me encantó!!! Un beso
Alicia Milla
Posted at 12:55h, 28 noviembreMuchas gracias Sylvia. Son muchas las veces que yo he escuchado esos temas de “Reducir la auto-exigencia (supongo que “para que nos quieran mas”) y reservar tiempo para cuidarse y para relacionarse con otras personas.
Pero ÉSTA es la primera vez que lo empiezo a sentir todo integrado y que no se trata de, intencionadamente, ponerte a hacer cada una de las cosas. A través de Mindfulness, de su significado y de la practica continua de las “prácticas” que nos has recomendado durante el “curso de introducción” y otras, que espero conocer en otros cursos de profundización, siento que me lleva (llevará) sin proponermelo y de manera natural (fluyendo) a tener en cuenta y llevar a cabo esas “3 cosas” que comentas y que son tan necesarias.
Mil Gracias de nuevo por tus reflexiones y tu buen hacer. Un abrazo
ISMAEL FERNANDEZ CALERO
Posted at 15:01h, 17 marzoMe siento muy concernido por lo que describes en el artículo y por eso me interesa tanto la experiencia que compartes, pienso que ya he hecho algunos progresos en ese sentido pero leer este post me inspira a revisar mis prioridades. Es cierto que al estar ahora mismo participando en tu curso MBSR de 8 semanas, estoy mucho mas abierto y también mas consciente, así que tengo buenas expectativas para introducir mejoras importantes en mi vida, incluso en los tiempos tan difíciles como éstos.
Judith Marine Casals
Posted at 21:11h, 28 noviembreGracias Sylvia! Por tus reflexiones, tu tiempo y tu sabiduría.
Me encantaría hacer un retiro este año, para parar, mirarme y seguir haciendo viajes de descubrimientos. tener una bonita experiencia para seguir cultivando la amabilidad con una misma y con los demás, la compasión y la alegría de vivir con la practica de Mindfulness. El curso contigo ha sido muy revelador…
Gracias, de todo corazón.