liderar equipos o la propia vida

Liderar -equipos o la propia vida-cuando hay incertidumbre y estamos agotados

liderar equipos o la propia vidaEl día 1 de enero a las 10h de la mañana fui a dar un paseo sola por una playa, al sur de Barcelona, cerca del aeropuerto. Era la primera vez en mi vida en que hacía algo así, a esa hora, en una fecha como esa.  Una playa larga, virgen y desierta, un mar suavemente ondulado, un cielo espectacular, aunque bajo, con algunos claros y muchas nubes impresionantes y… sin un solo avión visible en el horizonte, por cortesía del COVID19. Tuve la impresión de estar en el fin del mundo…

En todo el rato que estuve caminando junto al mar solo me crucé con 2 o 3 personas. Disfruté mucho del paseo, aunque conecté con mucha tristeza.

El paisaje me pareció muy representativo de este año 2021 que empieza, con algunos claros y bastantes nubes, y que a muchas personas nos pilla con un cierto cansancio de fondo acumulado.

Después del relativo paréntesis que han supuesto las fiestas de final de año y de la esperanza que insufló la llegada de la vacuna, estamos transitando ya de lleno la tercera ola de la pandemia y, al menos en Cataluña, viviendo de nuevo una intensificación de las limitaciones a la movilidad y a las actividades comerciales.  Ya veremos si se esto se prolonga.

A nivel personal, muchas personas experimentamos menos energía, más fatiga y una cierta “niebla mental” (mental fog), que en algunos momentos puede incluso teñirse de una tristeza profunda.

En esta especie de espera, que se dilata desde hace meses, es normal que la sensación de vacío aumente.

Para unos, eso ocurre a medida que las fronteras entre el trabajo y la vida personal se van difuminando por el teletrabajo. Para otros, que no tienen trabajo o que experimentan soledad, el vacío o vértigo se asocia quizás a la ausencia de visibilidad sobre la evolución futura tanto del primero como de la segunda.

Afrontar estas vivencias de manera positiva y sin perder el equilibrio requiere conciencia, apertura, amabilidad, perseverancia, resistencia y también, valor para desafiar la incertidumbre y el peso que suponen.

Cada uno de nosotros necesitamos movilizar toda la energía y fuerza mental que sea posible para inspirar y liderar de manera adecuada a las personas que nos rodean y dependen de nosotr@s- y/o, simplemente, nuestras propias vidas- y para recorrer este “último kilómetro” de la pandemia, hasta que la vacuna tenga efecto a nivel colectivo.

En alguno de mis post anteriores he hablado de la importancia de la resiliencia, un concepto muy en boga en los últimos tiempos.

Esta mañana hablando con una buena amiga, le decía que uno de mis aprendizajes en 2020 ha sido darme cuenta de que soy más resiliente de lo que pensaba. A los hechos me remito.

¿Como te ves tu en ese aspecto?

Un artículo reciente publicado por el Harvard Business Review proponía 3 formas concretas de cultivar resiliencia para liderar de manera más eficaz. Las comparto contigo porque me han parecido interesantes.

  • Comprender la diferencia entre lo que es urgente y lo que es importante:

Aunque esto puede parecer evidente, muchas personas y también, organizaciones, se despistan o evitan afrontar los retos más difíciles. En las crisis, de forma natural, solemos centrarnos en el corto plazo, actuando de forma reactiva y posponiendo lo que no es urgente. Una vez hemos resuelto esa emergencia, nos relajamos y sentimos que merecemos un descanso. Un pensamiento frecuente, que quizás te resulte familiar, es el de “ya resolveré esto cuando pase el Covid”. Es probable que tengamos que convivir con el Covid bastante tiempo, de una manera u otra…Por eso, es importante evitar la tentación de posponer lo que es importante para poder actuar sobre ello conscientemente y sin prisas, tomando incluso algunos riesgos calculados si es necesario.

Dos preguntas clave son: ¿Estás preparándote para aprovechar de la mejor manera posible las oportunidades que están surgiendo y/o para afrontar los cambios que se producen en tu entorno? ¿Estás haciendo todo lo que es necesario para poder salir de esta crisis más fuerte y equilibrad@?

El inicio del nuevo año es un buen momento para clarificar tu intención y convertirla en acción.

  • Equilibrar la compasión y la contención:

Primero, abordemos la compasión. En este punto de la crisis, se han asentado diversas condiciones que generan depresión, soledad y ansiedad en las personas: el trabajo de forma aislada, las preocupaciones sobre la salud, la inseguridad laboral, un aumento de la carga de trabajo y prioridades o condiciones que cambian rápidamente.

Un estudio global realizado por la consultora Mercer identificó que la mayoría de las 270 compañías de seguros encuestadas sitúan actualmente la salud mental en 4ª posición, como un riesgo al mismo nivel que el fumar.

Un líder debe actuar con responsabilidad respecto a la salud mental y al bienestar y actuar asegurándose de que todas las personas reciben la calidez humana y el apoyo necesarios, mayores que antes de la pandemia. Eso implica, por un lado, crear en la organización espacios de comunicación auténtica y de escucha empática y profunda, en los que poder abordar las dudas y las emociones aflictivas, además del análisis de los resultados o de los temas de la agenda.

Por otro, el líder debe concederse también a si mism@ espacios donde poder nutrirse y ser sostenid@. Es el viejo tema de “¿quien cuida al cuidador?”.

La capacidad de reconocer y sostener el “no se” y de conectar, con amabilidad y ecuanimidad, con las propias dudas y dificultades, compartiéndolas, favorecen la creación de vínculos y generan conversaciones verdaderas, tanto en el ámbito personal como el profesional.

Por otro lado, hablemos de la contención, que consiste en poder ofrecer un marco de estabilidad y confianza- fijando límites, reorientando el rumbo, ajustando los objetivos y manteniendo la presión a un nivel adecuado-, que es también algo crucial. De esa manera es posible cuidar y atender con amabilidad, evitando caer en el victimismo, la complacencia, la desesperanza o el sentimiento de indefensión, movilizando las energías para seguir avanzando y reconectando con la zona óptima desde la que actuar.

Equilibrar la compasión y la contención, ofrecer cuidado y también, motivación y retos, es un arte delicado, como la crianza de un hijo. No hay recetas pre-establecidas, depende que cada momento, persona y situación. Requiere mantenerse presente, conectad@ con la mente/corazón y seguir la propia intuición.

  • Encontrar nuevas formas de energizarse a un@ mism@ y a los demás:

Quizás el mayor reto en los próximos meses sea el de sostener el esfuerzo, después de todos los meses que han transcurrido y cuando el efecto de emergencia o novedad ya han pasado.

Como vivimos en esta “nueva normalidad” y seguimos en la carrera, sin dejarnos la piel por el camino.

Algunas buenas maneras de energizarnos en las organizaciones son: compartir y celebrar los éxitos, establecer retos motivantes, dividir proyectos largos en segmentos más cortos, comunicar con y desde el corazón, establecer límites claros para que haya pausas y regeneración (como, por ejemplo, no leer ni enviar emails después de una cierta hora o durante los finales de la semana). Pero también: limitar y reducir los tiempos de reunión, especialmente con Zoom, manejar los conflictos de manera constructiva y abierta, dar feedback constructivo a las personas, soltar proyectos no prioritarios o generadores de desgaste.

A nivel personal, practicar la meditación mindfulness, cultivar la compasión y las cualidades del corazón, hacer ejercicio físico, cuidar la alimentación y hacer ayuno intermitente son mis claves para mantener mi nivel de energía y regenerarme. Esas son esencialmente las experiencias que propongo y comparto en mis cursos y formaciones.

Las personas resilientes funcionan mejor y experimentan más bienestar porque son capaces de interpretar los contratiempos como temporales, locales y modificables. Eso les permite relacionarse con ellos considerando: “desaparecerán en algún momento”, “pueden ser detenidos” o “yo puedo hacer algo para resolverlos”. Porque creen que pueden tener un impacto real en su situación y no les da miedo influir en ella, están más dispuestas a tomar decisiones y a actuar.

Manejar tu propia mente y decidir hacerte cargo de tu destino (y ayudar a otros a hacer lo mismo) te ayudará a navegar el caos. ¿Como vas a hacerlo en este año que iniciamos?

¡Con mis mejores deseos para el 2021!

Sylvia

4 Comments
  • Gemma Morales
    Posted at 13:39h, 12 enero Responder

    Gracias Sylvia, he conectado completamente con tu sentir, Así me siento yo y en ello trabajo y me acompaño. Te deseo lo mejor, un fuerte abrazo de tu alumna.

  • Sylvia Comas
    Posted at 20:31h, 12 enero Responder

    Me alegra tener noticicas tuyas Gemma. Mis mejores deseos para este 2021. Un abrazo cariñoso.

  • Isabel Garcia Villena
    Posted at 12:52h, 15 enero Responder

    Muchas gracias Sylvia.
    Es un escrito bello y a la vez expresa también muchos de mis «sentires» de estos momentos.
    El poder parar y observarme con lo aprendido estos años contigo ayuda a ello.

    Feliz Año también para ti.

  • Ferran García de Palau
    Posted at 20:37h, 15 enero Responder

    Bonito artículo, Sylvia. Me ha servido de meditación informal en esta tarde del viernes, tras una intensa semana, y también para reconectarme con el valor de estar presente y consciente en estos tiempos difíciles. Un abrazo grande.

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