se hace camino al andar

Se hace camino al andar

se hace camino al andarEstos días hace un año que nuestras vidas cambiaron de manera radical como consecuencia de la pandemia de Covid19. Iniciamos un confinamiento estricto que algunos, con gran optimismo, pensaban que iban a ser dos semanas y… hasta hoy.

Desde entonces llevamos mascarilla, mantenemos distancia física, prácticamente no tocamos a nadie y poder tomar algo en una terraza se ha convertido en el plan del siglo (y en el deseo más hondo de los propietarios de bares y restaurantes… los que han conseguido sobrevivir). No entraré aquí en todas las demás duras consecuencias que hemos sufrido.

Los aniversarios proporcionan siempre una oportunidad de revisitar lo vivido, a lo mejor incluso, de hacer balance. También, de celebrar. Lo que sea posible.

Una de las consecuencias positivas que para mi han tenido estos últimos 12 meses difíciles y de gran incertidumbre es que me han llevado a centrarme más en el presente y a dejar de planificar el futuro.
Aunque soy practicante de mindfulness y mi intención desde hace tiempo es enraizarme en el aquí y el ahora y vivir con plena presencia cada momento, esto se ha intensificado mucho este ultimo año. Esencialmente porque ha sido imposible prever cosas con mucha antelación. Poco a poco he ido desarrollando una mayor comodidad en fluir con lo que hay, con lo que es posible, con lo que me trae cada día. Aceptando lo que ocurre, aunque no sea como hubiera querido. Y eso no ha supuesto resignación. Mi vida se ha simplificado mucho y me he desembarazado de una gran parte de mi tendencia a querer tener las cosas controladas.

Por otra parte, en algunos momentos en los que he tenido sensación de aislamiento, tristeza y soledad, curiosamente ha aparecido el pensamiento siguiente: “¿Y si este fuera el mejor momento de mi vida, a pesar de las dificultades? Y no me diera cuenta ni fuera capaz de saborearlo.”

Nunca se sabe cuando las cosas pueden empeorar realmente -perder a una persona querida, enfermar gravemente, encontrarte de repente en situación de mucha precariedad material- o cuando la vida se va a acabar.
Por eso, la posibilidad de no tener que esperar a que nada sea diferente para poder saborear o apreciar lo que la vida propone en cada momento me genera un sentimiento de libertad y ligereza, me da mucha espaciosidad. No lo consigo siempre, tengo mis momentos, como muchas personas imagino, pero sí intento estar muy atenta a ello.
Y me doy cuenta de que en este año que ha transcurrido me he quejado mucho menos de lo que solía y he agradecido y celebrado más, las pequeñas cosas.

Los versos de Antonio Machado que dan título al post han estado muy presentes para mi últimamente. El camino fue una referencia constante en su poesía, el camino como representación de la vida. Un camino que no está marcado.
La invitación es recordar el pasado sin obsesionarnos con él y ser conscientes y contemplar como el futuro va desplegándose según cada paso que damos, con curiosidad y capacidad de asombro y gozo.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado- Proverbios XXIX

La vida, como el camino, va hacia delante, no hacia atrás.

Un abrazo cálido,
Sylvia Comas

No Comments

Post A Comment